En su estudio titulado “Los efectos de seísmo de Lisboa de 1755 sobre el patrimonio monumental de Galicia” su autora Dª BEGOÑA CES FERNÁNDEZ nos da la siguiente noticia a cuento de las dificultades que se encontraban para la construcción del Colegio del Cardenal:
“Pero las obras debieron proseguir a lo largo del siglo XVII, puesto que el maestro Simón de Monasterio trabajaba en 1620 en el “cuarto de la delantera que ahora se está haciendo” pero abandona los trabajos en noviembre de 1622 por carecer el colegio de fondos para concluirlos (Bonet Correa, 1984: 181-182) y entre los documentos conservados en el Archivo del Colegio, se mencionan unas provisiones de la Real Audiencia, fechadas el 14 de abril de 1625, 5 de enero de los efectos de seísmo de Lisboa de 1755 sobre el patrimonio monumental de Galicia 1653 y 22 de agosto del mismo año para que se vendiesen al Colegio las maderas que necesitase y no se impidiese pasar los carros de piedra por los sitios acostumbrados.
Los religiosos habían acudido en varias ocasiones a la Real Audiencia para solicitar su intervención. En 1625 la dificultad consistía en que algunos labradores impedían el paso de los carros de piedra para la obra de la iglesia por los salidos de sus casas y campos, lo que supone que aún se estaban realizando obras en el templo tras su consagración. En el 1653 el problema había surgido porque el Colegio necesitaba mucha madera para proceder a las ampliaciones que estaban haciendo “para aumento de los generales que hay en el dicho colegio para los estudios públicos que allí hay y para la necesidad de los sujetos que asisten en el dicho Colegio” y los vecinos ya no se la querían vender. La obra a la que se refieren es un cuarto del claustro destinado a dormitorio y situado hacia el Norte, del que ya estaban hechas las paredes pero que carecía de vigas y maderas por la dificultad para encontrar quien se las vendiese.”