Parece ser que Francisco de Moure comenzó el retablo en torno a 1625. Al morir se hizo de cara a su testamento un inventario de las piezas realizadas ya que el retablo estaba sin terminar. Es este el sentido del texto que ponemos a continuación y que recogemos de un estudio hecho por Fernando Pérez Rodríguez en “Cuadernos de estudios gallegos”:
-Sobre el reconocimiento realizado el 19 de julio de 1639 es preciso resaltar algunos apartados que hasta ahora no han tenido la atención merecida. Me estoy refiriendo a aquellas piezas escultóricas, unas acabadas y otras en fase de ejecución, que no estaban asentadas en el retablo cuando fallece nuestro escultor, a saber: «Iten dos marcos con sus estípites y una cornixa y frontispicios y sus pirámides. Doce florones ocho grandes y los demás pequeños, siete pirámides. Ocho canecillos, ocho cartelas del cornisamento, dos términos que sobraron de pedestal de abajo del Retablo, una pilastra sin vasa ni capitel. Siete alas pequeñas y grandes para angeles. Un corazón, un obalo que se hacia para dentro de la Custodia. Un tronco comenzado a desabastar para los angeles de la Coronación de la Virgen nuestra Señora. Unos pedazos de nuebecillas, pedestalcillos, piezas sueltas. Una figura de Habraam y dos virtudes, y un niño de la pasión con su cruz»\
Al respecto es interesante indagar el destino de estas piezas. En el caso de algunas no resulta difícil adivinarlo, pues la figura de Abraham y las dos virtudes están ubicadas en la custodia, y los ángeles de la Coronación de la Virgen fueron terminados y situados en su lugar. Sobre quien fue el maestro de escultura que realizó los trabajos pendientes y, por ende, la finalización del tercer cuerpo y remate del retablo no existe duda alguna ya que los peritos certifican que «despues de la muerte del dicho Francisco de Moure se gastaron algunos pedaços de madera que algunos estavan desbastados para la obra que el Padre Mato acavo de hazer»-